Blogia
Caura

Artículo 2

Artículo 2: Pascal y las mariposas

Pascal y las mariposas

    Suele decirse que el aleteo de una mariposa en Tokio puede desencadenar un huracán en Amsterdam. Esta sentencia, que como sabrán se conoce popularmente como el efecto mariposa, se usa para ilustrar la teoría del caos, e insinúa que todas las cosas del mundo andan conectadas entre sí mediante una tupida telaraña de vínculos. Cada uno de nosotros estamos unidos a una treintena larga de personas por la sangre y los afectos, y al resto de la humanidad por los hilos invisibles del azar. Formamos parte de un entramado de vasos comunicantes a través de los cuales las acciones individuales reverberan en el conjunto. Ningún acto pertenece por entero a quien lo hace, arrastra siempre una memoria, la inercia de un impulso lejano que alguien nos procuró, a veces sin saberlo. Lo que ocurre es que casi siempre nos olvidamos de ello. Nos enteramos, por ejemplo, que ha vuelto a subir la gasolina, y dibujamos una mueca de disgusto al llenar el depósito del coche, pero rara vez nos detenemos a pensar por qué sube la gasolina. Nos limitamos a padecer con resignación los efectos, sin tener más que una vaga idea de las causas. Hemos oído que la subida del petróleo está relacionada con el aumento de la demanda en China, e incluso con que los atentados del 11-M hayan sido orquestados por integristas islámicos. Aunque en el fondo no nos interesa, quizás porque recibimos el aleteo de la mariposa como una brisa que apenas nos despeina. Pero todavía nos preocupa menos la manera en que la subida de la gasolina puede afectar a otros, porque nos cuesta creer que ese aleteo pueda convertirse en huracán. Sin embargo, sólo es cuestión de encontrar una casa más endeble que la nuestra, algo terriblemente fácil. Imaginemos que la subida del petróleo, tras despeinarnos a nosotros, continúa propagándose por esa trama de vínculos que conecta a la humanidad entera, expandiéndose en insospechadas direcciones. Imaginemos que llega a la inmensa África, en concreto a Guinea, y más en concreto aún a la ciudad de N'Zérékoré, que se halla envuelta en la oscuridad de la noche, y más en concreto todavía a la habitación de un hospital infecto en el que agoniza Pascal Delamou, un niño de cuatro meses tocado por la malaria. Pascal arde encerrado en el traje de neopreno de la fiebre. Los médicos le están dando cloroquina, pero Pascal no deja de temblar, avisándoles sin palabras de que si nadie pone remedio no sobrevivirá a la noche. Necesita que le suministren suero, pero no es posible porque el hospital se encuentra a oscuras. A causa de la subida del precio de la gasolina sólo hay dinero para encender el generador durante las operaciones. Leí ese atroz testimonio la semana pasada, por lo que es posible que Pascal ya esté muerto. Tal es el poder de las mariposas. Porque vivimos en un mundo donde todo está conectado. Para lo bueno y lo malo. O quizás sea más acertado decir: para lo malo y lo peor.

Félix J. Palma, en www.diariodesevilla.es, año 2004.